miércoles, 27 de enero de 2016

LA NOCHE QUE HUYE DE MI-Apuntes en la pared de Julio Blancas





LA NOCHE QUE HUYE DE MI
Apuntes en la pared de Julio Blancas










I.  El paseo empieza cuando el sol todavía no pega fuerte en la nuca.
    Aprovechar las horas para apurar el sendero y avanzar lo más posible.
    Perderse. Llegar cuando la oscuridad aún no se ha apoderado de todo.
    El pie de la montaña. La ascensión. La cueva. Entrar dentro de la oscuridad
    cuando todo está oscuro afuera. ¿Que secreto guarda la gruta?
    Me sorprendo pensando en la coincidencia de las experiencias simultáneas.
    Todos en el mismo sitio como si fuéramos los únicos en el mundo. Pero no
    es así. Cuando volvemos, la tierra aún en los zapatos. ¿Que nos queda?
    Siempre queda el lugar.







II. Escribir y dibujar es lo mismo. Esculpir y modelar también es como dibujar.
    Como escribir. Julio es el mejor escultor que conozco: modela y transfigura
    sus lápices para luego escribir en la pared un enorme texto que asienta
    y sostiene el lugar después de una larga letanía.
    La epifanía y la fundación.







III.La sombra que se proyecta en la pared no debe ser ocultamiento o sospecha,
    inconsciente o misterio. Opaca se emplaza ahora como reflejo frente 
    a la oscuridad acechante: Julio retira el papel y en la pared una silueta.
    Poussin y 'Et in Arcadio ego'.
    Michaux y los otros.





IV.La mano se bandea en el insomnio sin vacilar un instante.
    Opaca y brillante al mismo tiempo, la mano en la cueva
    con el lápiz como antorcha.
    En la oscuridad más oscura:
    el mundo entero.
    Salir de la cueva, la luz del día:
    la representación.





V. La risa es negra.
    La angustia es el eco de la risa de Dios.
    Pero hay que reir y seguir riendo.
    Ríete Julio.


                                                                                                       Ángel Padrón
                                                                                                       Santa Cruz de Tenerife. Junio 1998.





*Este texto fue incluido en el catálogo de la exposición de Julio Blancas que tuvo lugar en la Sala degli Arconi de Gubbio (Italia) en el verano de 1998. 




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